Es
de madrugada y estoy de pie frente a una cama, es una cama de hospital, el
suero cuelga de un soporte de metal y envía medicina a un cuerpo cansado que
descansa sobre sabanas almidonadas y mojadas de transpiración…
Parece
que toda mi vida paso frente a esta cama, pero no es así, y aunque muchos recuerdos
de largas espera en pasillos de hospital vienen a mi mente, quiero creer que no
fue una vida, sólo momentos…
En
la cama hay una mujer, parece una niña y aunque en un tiempo lo fue, hoy ya no
lo es más, su cuerpo inundado por el paso del tiempo descansa en un sueño
profundo, me acerco y me siento en el piso a su lado, observo por un momento sus
manos…
Charlas
interminables, compañeras de siestas sin querer dormir, soledades de dos
personas que nunca se quisieron separar, aunque parecíamos dos en el mundo,
éramos cinco, una familia llena de felicidad, rodeada de necesidades pero
repleta de felicidad.
Es
que ella creaba un mundo para mí, nunca me dijo que un día iba a experimentar
tanto dolor de los que no lo calman los sueros que yo veía en la cama del
hospital…
Me
observo sentado cerca de una maquina de cocer, jugando con los trozos de tela
que caen en el suelo…, saboreando comidas que tenían algo más que ingredientes
de cocina, Sabanas tibias en las noches oscuras
llenas de miedo en su cama de dos plazas, agujas de tejer que miraba mientras
me quedaba dormido,
oraciones cerca de mi cama en la madrugada…
¿cómo llegue yo hasta esta cama hoy por la madrugada orando por ella?...
oraciones cerca de mi cama en la madrugada…
¿cómo llegue yo hasta esta cama hoy por la madrugada orando por ella?...
Todo un mundo para nosotros, solamente para
nosotros dos,
¿cuando fue que paso el tiempo?, me pregunto en voz baja,
¿adonde se fueron tantos años?,
apoyo mi cabeza entre mis rodillas me interrumpe el televisor en la habitación, y vuelvo a mi realidad; me acerco a la ventana y escucho por un momento la estridencia incesante de las calles de la ciudad, disfruto de un encuentro con la luz que proviene de la calle, estos son instantes en el tiempo que nunca más volveremos a vivir, me susurro por lo bajo, momentos que traen a la memoria los tesoros que rodean a nuestra vida, el hogar, la salud, la familia; los padres…
¿cuando fue que paso el tiempo?, me pregunto en voz baja,
¿adonde se fueron tantos años?,
apoyo mi cabeza entre mis rodillas me interrumpe el televisor en la habitación, y vuelvo a mi realidad; me acerco a la ventana y escucho por un momento la estridencia incesante de las calles de la ciudad, disfruto de un encuentro con la luz que proviene de la calle, estos son instantes en el tiempo que nunca más volveremos a vivir, me susurro por lo bajo, momentos que traen a la memoria los tesoros que rodean a nuestra vida, el hogar, la salud, la familia; los padres…
Momentos
que nos reprenden con ternura por desperdiciar tanto tiempo en preocupaciones
temporales, momentos cómo estos me dicen que Dios tiene todo bajo control,
respiro con tranquilidad y me sigo susurrando…
el Rey aun esta en el trono y la vida
vale la pena vivirla, porque el amor de nuestros padres es la mayor de la posesiones
que podemos tener...
Me
vuelvo a la cama y reconozco el rostro de una mujer que dio cuanto tenia y un
poco más, sólo porque ese era su lugar y lo cumplió…,
Sentado
bajo la luz del pasillo de hospital, escribo en mis apuntes:
“el
gozo del mañana, empieza en la superación del hoy, porque la fé es el gallo que
aun canta cuando todavía esta oscura la madrugada”…