jueves, 11 de agosto de 2011

Como PERMANECER en el SEÑOR


Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” Juan 15:1-4

Leyendo Juan 15, encontramos que la palabra permanecer aparece siete veces. Dicha palabra traída a nuestro lenguaje actual significaría mantenerse conectado.

El Señor es la fuente proveedora de uvas. Y solo la gente conectada con él las disfrutará.
Todos tenemos el potencial para cosechar nuestras mejores uvas. Los seres humanos fueron dotados por Dios con el potencial para alcanzar el éxito, pero así como un electrodoméstico, teniendo el potencial para una tarea específica, sino está conectado a la fuente de alimentación eléctrica es inútil e improductivo, así también los hombres, cuando no permanecen en él, o sea, no mantienen conexión con la fuente de las uvas, son inútiles e improductivos.

Principio
“Potencial sin conexión no tiene expresión”

Es clave para nosotros, los que queremos tener nuestra mejor cosecha de uvas, mantenernos conectados con Jesucristo y su palabra. El es nuestro proveedor y nosotros su canal de expresión.
Muchos cristianos con el correr del tiempo y debido a las circunstancias que atraviesan, por no tomarse de la palabra y por no anclar su alma en el pacto de bendición, van dejando de permanecer en él, y lamentablemente se van conectando con otras fuentes, ya sean ambientes pecaminosos, negligentes o con personas conectadas a otras filosofías de vida.

Muchos creyentes se preguntan hoy en día ¿Por qué a mi no me resulta? Pastor ¿Qué pasa que yo no cosecho mis mejores uvas? ¿Por qué a mi me tocan las uvas agrias de la vida?...
Revisemos nuestras conexiones, ellas determinan lo que está fluyendo a favor o en contra de nosotros.

Principio
“La fuente a la cual estamos conectados, determina los resultados que obtendremos”

El evangelio de Juan en el capítulo 15, nos da las claves para una vida productiva y desbordante de uvas. Creo que nos llegó nuestra época de saborear las mejores de ellas y a la misma vez poder compartirla con otros. Usted está en la etapa de ver manifestados los racimos de la bendición. Al leer este poderoso capítulo, encontramos que el Señor no nos dice que fabriquemos nuestros mejores tiempos, tampoco nos dice que demos frutos, sino que simplemente los dejemos fluir. Permanecer en él desencadenará el fluir de una cosecha sobreabundante.

Principio
“Todo nuestro esfuerzo debe apuntar a estar conectado. Los beneficios de él fluirán de forma natural”.

Ahora bien, no podemos conectarnos con Dios sin conectarnos con los hombres de Dios.

Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”. 
1 Juan 1:3

Es clave para nosotros conectarnos con el hombre de Dios y el equipo de líderes que el a designado.
El apóstol Juan en su carta nos dice que el hecho de prestar atención a lo que el hombre de Dios está anunciando y que a través de los líderes se transfiere, nos mantiene en comunión, y a la misma vez esta actitud permite la conexión verdadera con el Padre y con su hijo Jesucristo.

No existe la conexión con el Señor y su palabra desconectados del hombre de Dios y de lo que el está anunciando.

El apóstol Pablo direccionando a Timoteo en su labor ministerial hacia los Efesios, le dijo:

“…ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora” 1 Timoteo 1:4.

Según estas palabras lo que atiendo determina lo que entiendo. El apóstol está educando a Timoteo para que este reoriente la atención, ya que ella determina la fuente con la que nos estamos conectando. Por tanto es imprescindible el enfoque y dirección de nuestra atención ya que ella determina nuestra conexión.

En segundo lugar, para mantenernos conectados con el hombre Dios, el principio de la honra es clave para dicha conexión. Abraham, en reconocimiento por la palabra de bendición que se le había soltado, honró al canal de dicha palabra con los diezmos de su ganancia. Por el contrario, en la época del profeta Malaquías, la ausencia de la práctica del diezmo cortó la conexión, a tal punto que no hallaban alimento en la casa de Dios.

Nuestros diezmos, en actitud de honra por el privilegio de recibir la palabra que desencadena bendición y por los hombres que transfieren dicha bendición, están creando un canal sellado e inviolable para el fluir de las uvas de la bendición.

A la misma vez que nos vamos conectando con los hombres de Dios, debemos conectarnos con la iglesia del Señor.

La gente que se destaca ayudando y colaborando con el hombre de Dios, considera a la iglesia como algo muy precioso y de mucho valor. Jesús ama a la iglesia, así también nosotros debemos amarla. Si amamos al Señor debemos comprometernos con las mismas cosas con las que él está comprometido.

“…así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” Efesios 5:25

¿Cómo demostramos que amamos a la iglesia?

1. Congregándonos sistemáticamente.
2. Sirviendo con diligencia.
3. Apoyando constantemente con nuestras finanzas.

Ahora bien, no dejamos de lado el rol importante que desempeña la vida de oración, ya que ella nos mantendrá en conexión directa con el dador de las uvas, nuestro buen padre celestial. Pero el hecho de darle la espalda a la palabra de Dios, al anuncio de los apóstoles, a la iglesia del Señor y la práctica de la honra, hace de nuestras oraciones una puerta al misticismo y a toda clase de influencias negativas en dichas oraciones. Es por ese motivo que la oración se menciona en cuarto lugar a la hora de describir las cosas en la que la iglesia del primer siglo perseveraba.

“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” Hechos 2:42

Entendamos entonces que la comunión con la gente de Dios, con la iglesia del Señor y la práctica de la oración constante permitirá el fluir de las mejores uvas de bendición. Usted se lo merece. Nació para disfrutarlas. En la tierra de abundancia las mejores uvas nos están esperando. Algo glorioso está creciendo y desarrollándose mientras nosotros fluimos en el poder de la conexión.



(extraído del libro "Cosechando mis mejores Uvas" del Ministerio J.L.S)

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