jueves, 26 de junio de 2008

PERMANECIENDO en la SIEMBRA

PERMANECIENDO EN LA PRACTICA DE LA SIEMBRA

“sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor...” Efesios 6:8

El fluir de las uvas de la bendición está determinado por las uvas que sembramos. Una cosecha de uvas es el resultado de una siembra de uvas.

La bendición sigue al que bendice.

El apóstol Pablo instruyendo a la iglesia en Efeso, les dijo: que el bien que cada uno de nosotros hagamos, el Señor lo recompensará, por lo tanto entendamos que:

“Nosotros no cosechamos donde sembramos, sino lo que sembramos”

Todo lo bueno que nosotros hagamos por otros, el Señor lo va hacer suceder por nosotros.

Hoy puedes estar en un lugar sembrando, pero la capacidad de Dios va más allá del lugar donde te encuentres hoy, y él te hará recoger donde menos pienses.

Distribuya uvas. Siembre uvas. Haga el bien.

Bendigamos a los demás si queremos que la bendición se nos active. Nuestra siembra de hoy está determinando nuestra cosecha de mañana.

En el reino de Dios todo es activado por el principio de la siembra y la cosecha. Desde el principio Dios manifestó esto, puso semillas en la tierra, la tierra dios frutos, y vio Dios que esto era bueno.

Marcos 4:13, relata una de las preguntas que Jesús hizo directamente a sus discípulos “¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?”.

La parábola a la cual el Señor se estaba refiriendo era la del sembrador. Toda la palabra gira entorno a este principio.

Todo se reproduce según su especie. Si la semilla es significativa y valiosa para nosotros, así será también la cosecha.

Somos nosotros los que elegimos la calidad de la semilla. Nosotros elegimos el valor de la misma. Según la calidad y el valor que le demos, así también la tratará Dios.

Recuerda esto:

Cuando necesitamos que algo extraordinario nos suceda,

necesitaremos hacer algo extraordinario,

y Dios le está diciendo como.

Todo nuestro mañana lo tenemos hoy en forma de semilla.

Cuando los israelitas salieron de Egipto, el Señor los sacó bendecidos. ¿Para que los bendijo el Señor? Lo bendijo para que pudiera establecer un tabernáculo que era el lugar para su adoración. Ellos transportaban oro y plata en abundancia a fin de edificar la casa de Dios. Hoy en día la casa de Dios es la iglesia y con nuestras finanzas debemos sustentar la extensión del evangelio. Por este motivo no nos resignemos a tener solo lo suficiente para vivir.

“yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos” Levítico 26:4

Dios nos promete en el pacto de bendición que el enviará la lluvia en el tiempo correcto, y nosotros saborearemos las mejores uvas.

Este es el tiempo correcto de Dios para nosotros, despertemos a una vida de sueños significativos porque es el tiempo de la lluvia del Padre. Nuestra tierra rendirá sus productos de acuerdo a todas las semillas que hemos plantado.

Lo mejor está naciendo, lo mejor está asomando y se manifestará inmediatamente a todos los hombres y mujeres de fe, que saben que Dios es el que da el crecimiento, a nuestra siembra.

¡Las bendiciones del pacto están a punto de manifestarse ante nosotros!

¡La sequía está terminando, la lluvia viene!

La parte en la que Dios se ha comprometido es enviando la lluvia, y dando crecimiento, nuestra parte en el pacto es sembrar y esperar los tiempos del Padre celestial.

Tome la decisión correcta. Créale a Jesús. Usted sabe que hacer. Viene la victoria, usted está destinado a triunfar.

No se deje vencer por las dudas, usted tiene semillas, siembre en este tiempo lo mejor que tiene porque el Padre Celestial se encargará de darle lo mejor de él.

(Tomado del Libro "Cosechando mis Mejores Uvas" Ministerio J.L.S)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Well for me its better to be more realistic.

Anónimo dijo...

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