miércoles, 18 de junio de 2008

PERMANECIENDO en SANAS RELACIONES

“Por el contrario, maduraremos y seremos como

Cristo en todo sentido” Efesios 4:15 (Versión palabra de Dios para todos)

Una revelación no siempre es escuchar mensajes nuevos, sino es entender algo que estuvo oculto a nosotros en la palabra, pero que un día se despertó.

Cuando hay algo que se revela, se produce una articulación en nuestro ser espiritual, hay un cambio que termina afectando cada aspecto de nuestra vida.

Hoy Dios está revelando que importante es permanecer en las sanas relaciones dentro de la iglesia, para que ella pueda crecer a un nivel de madurez superior.

Todo lo que quieras lograr el día de mañana depende mucho de las relaciones que vayas estableciendo en este tiempo.

Es increíble ver que tanta gente con potencial y habilidades realmente poderosas no pueden desatarse a ser productivos por el tipo de relaciones que tienen. Se conectan con personas equivocadas, que los distraen y apartan del propósito de Dios para sus vidas. Ponen tropiezos a su crecimiento en vez de ayudar a la madurez, todo lo contrario los van empujando y hundiendo en la inmadurez espiritual.

Es importante que valores las buenas relaciones porque éstas te pueden llevar a un rendimiento óptimo. Mientras más sanas sean las relaciones, más consistente será la iglesia.

Es por eso que debes identificar aquellas conexiones infructíferas, de esa manera podrás desconectarte e impedir todo trato improductivo. Libérate de toda aquella dependencia que a tu vida traiga palabras cargadas de chisme, negativismo, pesimismo, envidias, rencores y todo aquello que no construye, sino que derriba.

Sepárate de todos los que son más críticos que halagadores, recuerda aquello que dice Proverbios 18:6 (versión moderna)

“Los labios del insensato se meten en las disputas, y su boca incita a las heridas

Sepa que hay gente que con sus palabras traen la contienda y sus palabras llaman al castigo que producen heridas.

No tomes parte con las personas que miran con desprecio y se ríen del sueño de los demás, ellos humillan y avergüenzan a sus hermanos y los hieren. Si no valoran a otros es muy posible a que a ti tampoco te estimen en las habilidades, anhelos de tu corazón.

Hay una palabra muy importante que dice:

No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” 1 Corintios 15:33

La palabra engañar en el original (gr. Planáo) hace referencia a vagar, extraviarse. Es decir que muchos están fuera de los lugares de importancias, fuera de los negocios del reino, aislados de todo mover de Dios para la iglesia, están extraviados.

Pueden estar congregados, logran asistir a todas las reuniones, incluso pueden estar sirviendo en algún área del ministerio, pero están extraviados. Vagan. Dan vueltas, quizás llenos de actividades, pero sin acciones significantes.

Por otro lado este versículo nos habla de costumbres, que son los hábitos.

Un hábito es algo que ya se hace monótonamente, es una conducta adquirida por la repetición.

Esto quiere decir que las compañías arruinan los buenos hábitos y los empiezan a corromper, es decir a depravar el comportamiento.

Forman una conducta que es automática y esto termina formando la personalidad de cada persona.

Alguien puede estar pecando y ni siquiera ya se da cuenta de eso, sino que ya es un proceder natural. Puede estar siendo violento pero no tiene reparo de lo que hace porque ya es un hábito. Logra de alguna manera siempre descubrir el error de los demás, hablando en todo instante de las equivocaciones ajenas y ni siquiera se da cuenta de ello.

Las palabras son herramientas que edifican o derriban. Son fuerza que te enriquecen o empobrecen. Define que tipo de palabra escucharás y cuales dejarás salir de tú boca. Porque las palabras edificarán los caminos por los que transitarás el día de mañana.

Reconoce las relaciones productivas que hay a tú alrededor. Aliméntate de palabras sanas, escucha a gente que no te deprima, sino que te motive a creer en sueños grandes. Amigos o compañeros de equipo que te impulsen a ver un problema como una simple barrera y no como una gran montaña.

Que placer es escuchar a aquellos que sus palabras funcionan como combustible para nuestra vida, te encienden en la vida espiritual. Te impulsan a desarrollar una vida de adoración más profunda con el Señor.

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonicenses 5:11

Que bueno es encontrar miembros del cuerpo de Cristo que te proyectan en la fe, te animan, te acompañan en la madurez que te lleva a ser cada día más como Cristo.

Hay personas que valorarán tu potencial y te elevarán en tu nivel mental. Búscalos. Conéctate. Siembra tiempo en ellos. No estoy hablando de amistad, estoy hablando de conexión espiritual. Escúchalos y aliméntate, porque te promocionarán a una dimensión de resultados exitosos.

Cada día debes esforzarte y transformarte en alguien útil, de respeto y confiable para que otros puedan ver en ti una buena conexión, de esa manera también serás una herramienta útil para el Reino, empujando a muchos a un nivel de vida superior, llevándolos a desatar las virtudes que Dios ha sembrado en sus vidas.

Habla bien de alguien hoy. A veces debemos dejar de promocionarnos nosotros mismos y dedicarnos a promocionar a otros.

Motiva a una persona que esté cerca tuyo, aunque no sea tu amigo. Acaso sea un compañero de trabajo, de estudio, un vecino con el que no tienes mucha comunicación pero que las palabras para esa persona cuando te acerques a él sean de estimulación.

Cambiemos el lenguaje. No escuches a los que enferman el cuerpo, sino a los que lo alimentan con una expresión de bendición. Hoy usa las mejores palabras para hablar de otros. Si ves un error en un hermano corrígelo con amor. No difames, ni siquiera hables de una equivocación de otro, aunque estés seguro que es verdad, porque nosotros no estamos puestos para juzgar, sino para edificar y sanar a los que han caído.

Este es tu tiempo, conéctate con gente de fe y también serás uno de ellos, que alcanzará a muchos con la palabra de bendición y verdad.

(Del Libro "Cosechando mis mejores Uvas" Ministerio J.L.S)

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