jueves, 10 de enero de 2008

PERMANECIENDO en el CONOCIMIENTO

“No quiero, hermanos, que ignoréis…” 1 corintios 12:1

¿Tiene usted un completo conocimiento de las bendiciones que Dios le ha provisto?

“El hecho de no conocer cuáles son nuestros derechos en el Señor,

nos hace vivir por debajo de esos derechos.”

Cuando vemos las escrituras entendemos que Dios se relaciona con el hombre por medio de un sistema basado en leyes y principios. La mano de Dios no se mueve por que estemos necesitados o por lo difícil de nuestras circunstancias. El solo se mueve cuando alguien en esta tierra se posiciona en fe en uno de sus principios.

Cuanto más conozcamos sobre el pacto de bendición que el Señor ha hecho con nosotros, más nos beneficiaremos con ese pacto.

Todo lo que necesitamos está ilegalmente retenido hasta que reclamemos nuestros derechos en Dios. Ahi es donde el diablo usa su peor arma: la ignorancia de los principios divinos. Dicha ignorancia es destructiva no solo para nosotros sino también para nuestras generaciones.

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos

Oseas 4:6.

La advertencia profética nos dice que la ignorancia es fatal. Es capaz de arruinar el desarrollo de dos generaciones.

“Ignorar los principios de la palabra, no prestarles atención o dejarlos de lado trae terribles consecuencias”

“Elegir la ignorancia y desechar el conocimiento es auto-maldiciente”

Muchos creyentes se preguntan ¿Por qué me van tan mal? ¿Por qué no consigo lo que deseo para mi bienestar? La ignorancia sobre los principios divinos para lograr las bendiciones es todo lo que nos está privando de disfrutar las uvas de la bendición.

En Cristo nuestro Señor estamos completos, nada nos falta. La palabra escrita lo atestigua. En ella encontramos el sistema de principios divinos que necesitamos para desarrollarnos con todo éxito. Es en la misma palabra donde se nos revela como traer lo espiritual a lo material. Por lo tanto es nuestra tarea ir a la palabra, escudriñarla, oír a los hombres autorizados por Dios, pedirle al Señor revelación y sabiduría y actuar de acuerdo a lo que vamos entendiendo.

La sabiduría el Padre promete darla abundantemente a aquel que la pide, Sabiduría es el conocimiento aplicado. Sabiduría no es enredarse en cuestiones filosóficas y redundantes, sino desarrollar un estilo de vida práctico y productivo.

El nivel de estudio que hallamos desarrollado no es una excusa a la hora de adquirir conocimiento. El conocimiento está disposición del que lo busca. Todo depende de nuestro propio deseo de superarnos.

Poner pretextos impide el cambio, frena el crecimiento y es símbolo de desechar el conocimiento.

El padre de toda la ignorancia es el diablo mismo, ya que por medio de ella puede frenar toda manifestación de bendición que Dios ha preparado para sus hijos.

La ignorancia para el diablo es un gran negocio. Mientras más personas permanezcan en ella, él adquiere poder, maneja la mente de la gente que desconoce los principios de la palabra, los puede vapulear y, de esa manera somete a la pobreza, a la enfermedad, vicios y todo tipo de males con los cuales ha destruido familias, ha derribado a personas con habilidades increíbles, pero lejos del conocimiento del Padre.

Es una lástima ver jóvenes, adultos y aún pueblos enteros que están lejos del conocimiento de Dios y por eso tienen que pagar terribles consecuencias. La ignorancia tiene un precio altísimo.

“Sin conocimiento no hay victoria posible”

Si queremos vivir en completa victoria no podemos ignorar lo que Jesús ha hecho a nuestro favor.

“para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” 2 Corintios 2:11

“En el área donde somos ignorantes, el diablo nos saca ventajas.”

“El diablo te maltrata por no saber quien eres

Y por desconocer tus derechos”

La parte del evangelio que decidimos ignorar, nunca se nos manifestará. No saber los principios de prosperidad, frenan el bienestar; desconocer sobre nuestros derechos con respecto a la salud divina, es puerta de destrucción para nuestra salud. Donde Reina la ignorancia hay puerta abierta hacia la destrucción.

Nadie que critique la prosperidad podrá ser próspero, nadie que cuestione la sanidad divina puede recibirla.

Durante muchos años los creyentes han aceptado enfermedad, miseria, y han soportado situaciones que limitaron sus vidas por causa de no tener un correcto conocimiento de lo que la palabra declara.

Interpretando mal lo que dice en 2 corintios 12:7-9, han justificado las desgracias vividas apodándolas de “aguijones” dados por Dios y a estos se los ha mal llamados “medios parar recibir una enseñanza”.

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”

2 corintios 12:7-9

Muchos justifican sus enfermedades o adversidades como que Dios está tratando de enseñarles algo

¡Dios nunca se asociaría con el diablo para corregirnos,

él no necesita de su ayuda. Nuestro buen Dios siempre

utiliza la palabra a fin de educarnos!

El apóstol Pablo oró insistentemente para que el Señor lo librase de lo que él llamó aguijón en la carne. Frente a esta plenaria el Señor le dijo “bástate mi gracia”. No le dijo ¡confórmate!, ni tampoco ¡sopórtalo! Lo que el Señor le estaba diciendo es que la gracia que ya le había dado era suficiente para tomar autoridad y quebrantar la oposición.

Bajo esta dispensación de gracia hay repuesta divina para cada adversidad que vivimos. En la cruz, nuestro Señor Jesucristo, no proveyó todo lo suficiente para vivir en completa victoria. Por lo tanto es nuestra tarea averiguar lo que Dios proveyó, conocer nuestros derechos y escudriñar nuestra realidad en Cristo.

“Conozca lo que el Padre le proveyó por medio de su hijo Jesucristo, sepa sus derechos en la palabra”

No se acomode al sufrimiento o la opresión.

No permita que el diablo le robe la manifestación de la bendición que lo conducirá a una vida abundante. Sepa lo que la palabra dice y créalo de todo corazón. Usted puede gastar su energía explicando su problema o invertir su energía alcanzando conocimiento para quebrantarlo.

Las bendiciones de Dios están a nuestra disposición y son accesibles. El Señor las creó para que las disfrutemos.

Usted tiene derecho a la salud, la victoria familiar, la paz interior El conocimiento del Señor se está revelando más que nunca. Es por medio de él que la gloria del Señor cubrirá la tierra. Se está levantando una generación entendida y sabia. Usted está en los planes del Señor.

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